Besos para el Mundo

Después de tanto pelear ya mi cabeza hizo las paces conmigo. Ella se decidió a cerrarse y yo hice el trato de no abrirla. Ya las dos sabemos que es inevitable que poco a poco vaya mostrándome pedazos de esa historia, pero llegamos al acuerdo de que sería de manera paulatina y calmada.

Lo que tenía que ser fue y punto. Esto ya es necedad. Son demasiadas vueltas sobre un mismo punto. Ya perdió el sentido.

La verdad le envio mil besos al mundo. Al fin y al cabo qué es un beso. Uno más no es gasto, pero uno menos siempre pesa.

No hay momento más feo para recordar que la sensación en los labios de un beso no dado. En un beso no va el alma, como dicen muchos. Un beso es algo diferente. Un beso es es es no sé... Como todos los besos son distintos no es posible describir lo que es en sí uno de ellos.

Están los besos robados, esos no son mis favoritos. De hecho los detesto. Están los besos de alegría, los de ilusión, los de añoranza, los de nostalgia, los que hablan por sí solos, están los que nos dejan sonriendo todo el día, están los que dejan un sabor dulce, también los que dejan un amargo. Pero de entre todos los besos, hay uno que quien lo da nunca lo olvida, el beso prohibido.

El beso prohibido tiene más que un beso normal. Envuelve adrenalina e intriga. El beso prohibido queda impregnado en los labios de manera tal que se pueden diferenciar estos de cualesquiera otros. El beso prohibido a diferencia de los demás sí va con el alma, porque pone muchas más cartas en juego.

El beso prohibido es el que duele más cuando uno decide partir...