Nada Cambia

Es divertido cuando uno vuelve a un lugar, que no ha visitado por mucho tiempo, y ver que sigue igual. Ver que la pintura sigue del mismo color. Que se cultivan las mismas flores. Que nada realmente cambia.
Dicen que a la gente no le gusta el cambio. Eso, no cambia. Los chicos siempre van a ser chicos. Las chicas siempre van a ser chicas. Las mujeres nos seguimos enojando. Y los hombres siguen sin ver qué fue lo que hicieron que nos hizo enojar.
Nada cambia. Los recuerdos de aquel lugar nunca se irán. Las sonrisas, los sueños, las traiciones, lo bueno y lo malo, todo se queda allí. No creo que sea sano recorrer el mismo camino dos veces, pero es tranquilizante ver hacia atrás y ver todo lo que dejamos ir.
Lo más gracioso de toda la historia fueron los caprichos. No te tengo entonces te adoro. Te tengo, y ya no te quiero, de hecho te detesto. Te digo que te vayas, y te empiezo a extrañar... Y cuando las miradas se cruzaban...
Ciertos lugares conservan esa magia. La de nunca cambiar. La de hacernos recordar quiénes realmente fuimos, o peor, quiénes realmente somos. Si todo tiene que cambiar en esta vida, espero que ese lugar sea lo único que no cambie jamás. Si todo se mueve, si todo se transforma, quiero que ese sea, aunque sea único, mi punto de estabilidad.
Cuando la gente reconoce que existe tal punto, no lo deja ir. Llegan a depender tanto de él que lo cambian. Y esa no es la gracia. La gracia es saber que está allí pero no ir a él. La gracia es que cada vez que volvamos, descubrir cuán lejos se estuvo.

1 comentarios:

Carla dijo...

No podría estar más en desacuerdo... Me parece que ese "no cambiar" es imposible, y que la permanencia muchas veces nada más radica en la incapacidad (o falta de ganas) de la gente para percibir los cambios...