Igual en su rareza

Como descubrir que todas esas cosas que dije que odiaba de un hombre, él las tiene y por ello lo quiero.




Escuchaba siempre las mismas canciones una y otra vez hasta que los demás le dijeran que las quitara. Procuraba cierta ropa ponérsela siempre combinada de igual manera puesto que sabía que funcionaba, hasta que le dijeran que parecía uniformada. Nunca majaba las rayas de las aceras a menos que ese fuera su propósito, y si así lo era, majaba todas. Siempre miraba por la ventana esperando que algo maravilloso sucediera ese día, plenamente convencida que tarde o temprano el destino sí la iba a sorprender. Siempre se compraba ropa que estrenaba hasta que se le olvidara que no lo había hecho. Siempre intentaba encontrar lo mejor de cada persona aunque supiera, hasta cierto punto, que esa persona no valía el esfuerzo. Siempre hablaba de la vida como si fuera un ente ajeno y aparte, controlador y sarcástico. Amaba las películas aburridas, de largos diálogos y pausas prolongadas. La mitad de su vida sin darse cuenta, la vivió en París. Siempre sin darse cuenta huyó de sus problemas. Amaba la letra "n", en palabras como canción. Siempre sonaba una tonada en su cabeza, aunque no la quisiera. Siempre soñó con matar a alguien sólo para saber qué se sentía. Creía que la luna tenía un halo místico capaz de enamorarnos de la persona con quien lo viéramos. Creía que las cosas que se dicen sin pensar son las que de verdad se sienten. Nunca fue como los demás. Siempre lo supo. Tal vez por eso le dijeron que era rara...Tal vez por eso nunca pudo enamorarse hasta que lo encontró a él. Completamente distinto pero igual en su rareza. Siempre, también sin darse cuenta, fueron de un mundo extraño y surreal en el que lo que importaba era la belleza y hablar. Un mundo diferente en el que aunque llueva, el cielo es azul. Un mundo donde los árboles sí hablan, y donde se les escucha. Un mundo donde la música triste y las tonadas más melancólicas hacen felices a las personas. Pertenecían a un mundo en el que la gente nace para ser feliz y hacer lo que ellos disponen para sus vidas, no para vivir una vida preconcebida. Ellos pertenecían a otro mundo.

"Like rain on your wedding day"

Siempre creí que era un juego cursi en el que participaban los despechados. Siempre creí que era una forma de hablar. Siempre creí que era cuestión de poetas. La verdad es que es cierto. Es como un vacío de los pies a la cabeza. Es como un baldazo de agua fría al despertar. Es como un ser querido muerto en Navidad. Es como lluvia en el día de tu boda. Es como el nacimiento de un muerto. Es como un desconsuelo que no se puede dejar atrás. Es como sobrevivir a la guerra y que te atropellen frente a tu casa. Es como borrar la respuesta correcta. Es como hacer siempre el bien y descubrir que no existe el cielo. Es como que te regalen algo que odias. Es como que te bese y diga el nombre de ella. Es como irse a la cama acompañado y despertar solo. Es como que te choquen el día que estrenás el auto. Es como oírlo decir que te ama y ver en sus ojos que miente. Es como que tu novio te engañe con tu mejor amiga. Es como que besa a otra frente a vos. Es como que él sepa que te tiene en la palma de la mano, y prefiera a la que no lo quiere. Es como que todas las lágrimas no bastan para calmar el dolor. Es como quedar suspendido en un limbo de heridas y tristeza. Es como descubrir que nunca estuvo pensando en uno. Es como todo eso y mucho más. Así se siente que le rompan a uno el corazón. Sí es cierto. Todo eso y mucho más es lo que se siente. Y saber que está pasando el dolor, pero en el momento en que lo veás todo va a volver a caer por su propio peso hasta dejarte un vacío que te absorbe y es mil veces más fuerte que vos. Eso es que le rompan a uno el corazón.

La equivocación

Todo indicaba que era uno de esos días en los que se prestaba para ser feliz. El clima era perfecto, vientos ligeramente huracanados golpeaban las palmeras del jardín del frente, mientras ella jugaba con la idea de que la alegría tocaría hoy a su puerta.
Había concursado por un puesto, no muy importante para la compañía pero sí importante para ella. De repente sonó el teléfono, inmediatamente supuso que serían ellos informándole que sería contratada. Cuando contestó, la voz de la secretaria, un poco disgustada y un poco herida le dijo que no había sido electa para el puesto. Ella sólo logró articular "Por qué?". Fue ahí cuando la secretaria dio a entender su tono herido y siendo breve pero bastante concisa le dijo que ella sabía cómo eran esas cosas, y que un muchacho había sido contratado en vez suyo, ella quizá por su ingenuidad o quizá porque en ese momento no podía creer que hubiese un concursante que tuviera mejor curriculum que ella, se quedó callada, y la secretaria respondió a su silencio diciéndole "Sé que es injusto, pero estos viejos creen que el trabajo es para un hombre..."

Después de esto, ella se despidió de la secretaria, agradeciéndole la solidaridad y cortó la llamada. Minutos después lo vio aparecer por el jardín, habían sido novios por dos años, dos años que habían sido necesarios y suficientes para amarlo pero también para que la conociera. Al verlo llegar no supo cómo decirle que no había conseguido el trabajo y sólo logró descargarse en él gritándole y pegándole pequeños puñetazos en el abdomen, diciéndole que todos los hombres son unos cerdos, desgraciados, incapaces de valorar lo que tienen al frente.

Cuando él escuchó estas palabras, empalideció y suspiró, con la voz entrecortada logró hablarle "Lo siento, nunca quise que te enteraras así, te juro que ella no significó nada para mi, te amo.". Al terminar de decirlo ella estaba paralizada viéndolo directo a los ojos, más seria de lo que jamás creyó poder estar y le respondió "Yo hablaba del trabajo..."

El punto

No puedo sentarme a esperar encontrar la flor más bella del rosal desde el pórtico de la casa. Si quiero encontrar la flor más bella debo estar dispuesta a cortarme con las espinas. Pero eso puede sonar un poco abstracto o, de nuevo, cliché. Mi punto no es simplemente el de hablar del valor de aquello que es bello y cuesta conseguirlo, todos hasta cierta medida sabemos eso. El punto es, cómo y por qué.

La introducción ha sido incorrecta, alejada de lo que realmente quiero decir y por completo algo que ustedes pudieron haber leído en otro lado... El punto es que a pesar de que he intentado hacer las paces conmigo misma, entre mis partes, y también con aquellas partes que creen son parte mía y no lo son, y aún así no lo logro.

El punto es que no logro aclarar mis pensamientos. De nuevo una nube oscureció el cielo de mis quehaceres mentales y volví a estrellarme con una pared. Lo bueno, es que no es la misma pared.

Entonces, aquí estoy, queriendo a alguien que cuando lo veo ya no lo quiero y extrañándolo solo cuando sé que no puedo verlo. Lo raro es que lo adoro cuando está conmigo, pero no se siente igual cuando está cerca entonces, en un tornado de sentimientos raros sin nombre y de caprichos que saben que solo son eso y aun así me obligan a ser dominada por ellos, voy por el mundo.

El punto es que estoy aterrada con respecto a muchas cosas. Pensar en el futuro. Eso es algo que me aterra. Supongo que por eso no lo hago. Las cosas fueron confusas este semestre. Por un lado geniales, nunca antes así habían sido, por el otro, espantosas, catastróficas. Pero igual nada de eso es lo que me hace chocar contra la pared. Supongo que eso es algo que Destino, Tiempo y yo deberemos descifrar juntos...

Quizá sea uno de los clichés más grandes del mundo pero, nada se compara a sentarse con una taza de un buen café en la ventana a escuchar llover mientras se lee un buen libro...