El punto

No puedo sentarme a esperar encontrar la flor más bella del rosal desde el pórtico de la casa. Si quiero encontrar la flor más bella debo estar dispuesta a cortarme con las espinas. Pero eso puede sonar un poco abstracto o, de nuevo, cliché. Mi punto no es simplemente el de hablar del valor de aquello que es bello y cuesta conseguirlo, todos hasta cierta medida sabemos eso. El punto es, cómo y por qué.

La introducción ha sido incorrecta, alejada de lo que realmente quiero decir y por completo algo que ustedes pudieron haber leído en otro lado... El punto es que a pesar de que he intentado hacer las paces conmigo misma, entre mis partes, y también con aquellas partes que creen son parte mía y no lo son, y aún así no lo logro.

El punto es que no logro aclarar mis pensamientos. De nuevo una nube oscureció el cielo de mis quehaceres mentales y volví a estrellarme con una pared. Lo bueno, es que no es la misma pared.

Entonces, aquí estoy, queriendo a alguien que cuando lo veo ya no lo quiero y extrañándolo solo cuando sé que no puedo verlo. Lo raro es que lo adoro cuando está conmigo, pero no se siente igual cuando está cerca entonces, en un tornado de sentimientos raros sin nombre y de caprichos que saben que solo son eso y aun así me obligan a ser dominada por ellos, voy por el mundo.

El punto es que estoy aterrada con respecto a muchas cosas. Pensar en el futuro. Eso es algo que me aterra. Supongo que por eso no lo hago. Las cosas fueron confusas este semestre. Por un lado geniales, nunca antes así habían sido, por el otro, espantosas, catastróficas. Pero igual nada de eso es lo que me hace chocar contra la pared. Supongo que eso es algo que Destino, Tiempo y yo deberemos descifrar juntos...

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