En La California

Estábamos sentadas en la mesa de Bahamas, ella con un etiqueta negra y yo con un Flor de Caña, ambos en las rocas, mientras se derritía el hielo rápidamente por el calor de la noche. Afuera los jóvenes subían y bajaban la calle sin parar como si desearan gastarla en esa noche, fumaban, tomaban, cantaban y hablaban. Una noche regular en La California. Una calle atestada de jóvenes ebrios que compraban sus bebidas en el ampm de la esquina y disfrutaban de la noche como si fuera la última noche por disfrutar.
Unos muchachos bailaban apasionadamente en la pista, a pesar de cambiar el ritmo una y otra vez, a pesar de que pasó de cumbia a salsa, y de salsa a bachata y de esta de nuevo a reggeaton, ellos no escuchaban la música, ellos bailaban uno pegado al otro como si fueran uno solo, mientras se besaban y abrazaban.

Una muchacha a su vez le sonreía a un desconocido mientras procuraba conocerlo. Al final de esa noche vimos que intercambiaron números y ambos se marcharon del bar contemplando disimuladamente el celular. En la otra esquina del bar una mujer fingiendo interés veía a su acompañante solo como castigo por aceptar los tragos a la que la invitó.

Otros en una mesa en la que ya no cabía ni una botella más de cerveza brindaban por no se qué y competían silenciosamente contra la mesa de al lado por ver quiénes lograban más botellas vacías; sin embargo, la riña terminó cuando uno de la otra mesa osó ordenar una Rock Limón, golpe bajo al orgullo de sus amigotes que lo vieron con desprecio al ver que la contienda había terminado por una simple cerveza condimentada.

En el bar de la esquina una señorita un poco demasiado ebria sostenía su cabello para no ensuciárselo cuando abrazaba la taza, en ese mismo momento, en ese mismo bar, otra lograba comprobar que hasta con un insulso escote una mujer podía cumplir muchas de sus metas si usaba un lenguage verbal y corporal correcto, bueno, comprobaba que el escote lo facilitaba.

En la calle un grupo tan variado en forma y en tamaño como en borrachera tocaban y cantaban la guitarra, pasaron por todo, Fabulosos, Héroes y Kadeho, nunca nadie comprendió cómo lograban acordarse de las canciones en tal estado.

Más abajo unos Darks hablaban de cómo se ha comercializado su estilo y que ya no era como antes, ahora un Dark era cualquiera que escuchara grupillos como Nightwish y se vistiera de negro, lamentaban el camino torcido que había tomado su estilo de vida.

Todavía más abajo, en el callejón más oscuro del barrio, unas personas intercambiaban unos puros por un poco de dinero, sin ninguna preocupación; ya que, todos sabían que ese era el lugar.
En el bar de más arriba un concierto daba lugar a un concierto punk a la media noche por lo que la fila de entrada era la más prolongada de todas, en espera y ansia de la música.

Y para agregarle un poco de folklor a la calle de La Cali, un mendigo se rehusaba a mendigar comúnmente, por lo que prefería decir que era un servicio a cambio de dinero. Él brindaba un rap y a cambio esperaba una remuneración monetaria, porque con su "mejor amigos en el camino, que enemigos del destino" y diciéndole primorosa a todas las chicas, realmente aportaba muchas risas que eran imposibles no recompensar.

De nuevo en Bahamas, a punto de terminarse nuestros tragos que eran más agua que licor, me dijo

-¡Que mierda de examen!

A lo que contesté,

-Ni hablar.

Y seguimos en silencio, tomando, esperando que se acabaran para ir por otra ronda.

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