Cuando uno se percata de que el sabor a sangre en la boca no es verdadero sino que es el deseo, es cuando uno realmente descubre que uno no es como los demás...
Es como una melodía que se inicia sola, es un canto que expresa las necesidades que sentimos desde el interior. Es como la canción perfecta para cada momento. Sólo nuestra cabeza sabe que tonada tocar en el momento debido, nadie más, nadie más, porque nadie más podría creer lo que está a punto de suceder.
Es extrañamente seductor escuchar sus gritos de auxilio, es como si fueran una fuente de inspiración.
Aquí la idea:
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"Aquellos que son asesinados van al cielo. Es lo justo. Aquel que fue asesinado no tuvo la oportunidad de pedir perdón ni de redimirse, por ende va al cielo, porque alguien le quitó la vida, cuando se supone nadie tiene ese poder. Entonces, aquellos que se les ha denominado "asesinos", y en el mejor de los casos "asesinos seriales", son solamente ángeles mal entendidos, que su misión era la de poder dirigir más almas al cielo, debido a que tal vez por cuenta propia no hubieran podido llegar. Así que aquel que decide dar su vida a cambio de la redención de los demás, y se autocondena al infierno, merece en sí el cielo por su bondad."
(Claro que esto sólo es posible si asumimos el cielo y el infierno como verdaderos.)
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Así que a pesar de la voluntad y las ansias de halar el gatillo, y de ver como el brillo de los ojos lentamente se desvanece, a pesar del sabor a sangre en mi boca, por nada más que el deseo, entonces entiendo, lo mio no es maldad, es todo lo contrario. Según los estándares religiosos, es muy fácil caer en las redes del mal, y por ello desviarse del camino correcto que se dirige a una vida eterna de felicidad y tranquilidad. Pero si existiese un alma caritativa, un alma que está dispuesto a tirar de ese gatillo que lo enviará a usted directo a ese paraiso perfecto ¿por qué detenerlo?
Claro que si usted no cree en la vida eterna después de la muerte, no cree en el infierno y tampoco en el cielo, y usted es encontrado por esta alma dadivosa, déjeme decirle que en un plato usted está perdido. Porque en el caso de que usted tenga razón y sólo haya una oportunidad de hacer bien las cosas y de repente halemos del gatillo, entonces terminaríamos con todo de una manera muy triste, no?
Sí soy distinta a los demás, y lo disfruto. Acuérdese que aquellos que dicen que otro es extraño, es sólo porque no se atreven a hacer lo que en su cabeza sucede. Dicen que no se debe decir ni hacer todo lo que se quiere, pero en el hipotético caso de que sólo haya una oportunidad, espero no desperdiciarla haciendo lo que los demás esperen de mi, espero hacer lo que nace tal vez desde mi estómago, o corazón, de donde rayos venga. Si usted también siente ese dulce sabor a sangre en su boca, adelante, no es una tentación, es su misión.